El Muro de Merlín

El presente -continuo, en esto que llamamos tiempo- sucede cuando no existe el pasado ni se manifiesta el futuro. Un instante, un soplo, una respiración. Lo eterno. Navegamos por la vida arrastrando un peso, a veces insoportable, que nos vincula por la memoria al pasado o tenemos la sensación de avanzar por un paisaje borroso -que hay que apartar como pesadas cortinas de hierro- para atisbar el futuro que siempre es abstracto. Cada persona tiene su concepto de tiempo, de vida, de libertad, según sus creencias y circunstancias. Ya que en esta tercera dimensión terrenal el tiempo es lineal, mientras caminamos, los seres humanos sentimos que avanzamos, que conquistamos triunfos o que sepultamos sucesos que nos han herido. Estamos lastrados por el concepto.

Lo que llamamos vida es una holografía con muchas interferencias. Igual que sienten los niños, si nos abandonamos a fluir en un re-nacimiento instantáneo todo se percibe en presente.

Yo soy (un poco) visionaria. Tuve, hace muchos años, anuncios de futuros catastróficos de la Humanidad a la que pertenezco. Nunca pude explicar muy bien en qué consistían, si eran imaginaciones oníricas, si eran comunicaciones astrales o si eran fantasías. Tenían una magnitud tan enorme que mi instinto me aconsejó destilar algunas cosas con prudencia, puesto que ni yo quería saber, ni asustarme tanto. ¿En cuál pasillo del espacio tiempo, se entra en las diferentes puertas de los bucles en donde están los agujeros negros de nuestra mente? Pues debe ser que yo me metí en algunos. De la misma forma que en los sueños se conecta con mundos paralelos -tan vívidos- de los que se sale al despertar, en esos instantes visionarios, tuve avisos de cambio, hasta con fecha calendaria. Sin detalles, todo borroso, algo se cernía…

Un día fui a un estreno de teatro. A los dos días siguientes, me fui al cine; en la sala estuvimos cuatro personas desperdigadas por las butacas. Al día siguiente, ante la alarma de la expansión de la Covid19, el Gobierno Español nos confinó a los ciudadanos a nuestros muros domésticos.

Por arte de magia, creado por un Merlín poderoso, apareció un muro delante de mis ojos que hizo desaparecer el mundo exterior; quedaba absolutamente prohibido salir a la calle. Como si se hubiera muerto el rey Pendragon fuera de mi piso, todo se tornó reclusión, dolor y muerte. Llegaba una Era Oscura. ¿Cómo sacar una espada de un presente petrificado y liberar este conjuro extraño que ha contaminado al planeta Tierra? ¿Cómo derrotar a un enemigo microscópico?

No tengo un loro que se llame Arquímedes, ni soy la bruja Madame Mim, pero, al desaparecer el mundo exterior con sus habitantes, me propuse realizar la magia más sencilla, la que la imaginación posee: y empecé a recorrer el paisaje de mi hogar para vivir la aventura más arriesgada, la soledad consciente. Pude cambiar de pensamiento y emoción cuantas veces necesité para hacerme compañía y experimentar la experiencia del confinamiento. Mientras, las noticias que aparecían del exterior a través de ondas, eran muy inquietantes, muertes, enfermedad, crisis sanitaria. Un parón en toda la Tierra, un tajo que ni la espada Excalibur hubiera cercenando con su poder. La casi total actividad de los humanos, quietos sobre esta roca inmensa que es la Madre Tierra, encerrados, petrificados… así quedamos en un presente continuo. Un instante y el Mundo conocido cambió para siempre. Hacía falta parar una dinámica enferma y depredadora y resetear nuestra existencia.

El gran control sanitario que han emprendido la mayoría de los países ha conseguido estabilizar la contaminación de la Covid19. La gran crisis anunciada en mis visiones apuntaba a un desplome económico pero este susto es superior a lo intuido; todo ha cambiado y ya nada volverá a ser igual que antes.

La gran fuente mágica de Luz que permitió que el niño Arturo sacara la espada incrustada en la piedra, es lo que ahora nos ayuda al cambio, es decir, la Gran Conciencia Universal nos atraviesa y cercena a todos mientras ocurre el supremo esfuerzo por remitir la expansión de un virus activo. Ahora, el Reino que nos merecemos los Humanos Conscientes, debe ser limpiado y regenerado. Tantos años oscuros, depredados por fuerzas malignas y caníbales han de extinguirse. Es difícil descifrar lo que palpita debajo de la propia pandemia y los argumentos que nos imponen los políticos. Han muerto millones de personas en estos meses y se avecina un roto económico de magnitudes catastróficas. Se percibe un cambio de paradigma que está surgiendo en cada instante de cada persona consciente. La Sanación está en marcha. Hagamos que cada instante presente sea un regalo mutuo para cambiar por una existencia plena y consciente.