Mi amada amiga Elena Santonja ha vivido en la calle Hermosilla de Madrid durante muchos años; hasta que falleció en 2016, dejando en mi alma un gran poso de alegría, humor y amistad, por haber compartido tanta vida, tantos viajes, tantas meriendas y tantas charlas desternillantes.

El año pasado, una vecina suya -artista también- me contrató para ensamblar una enorme alfombra de gruesa lana que había tejido un sobrino suyo con Síndrome de Down: la destinataria de esa alfombra era una escultora de renombre. La futura alfombra era tan grande y pesada que decidimos, en vez de traérmela a mi casa, mejor, la podía ensamblar en el ático de Hermosilla, un lugar que fue, desde principios del siglo XX, una academia de dibujo y pintura del maestro Palmaroli: una academia en la que estudió dibujo al natural Elena Santonja cuando era jovencita, la única alumna junto a un montón de alumnos varones. En ese ático, presidido por un ventanal inmenso que daba al Norte, lleno de insólitas basuras, muebles y desperdicios varios, sobre la gran mesa que Elena guardaba allí, me pasé dos meses cosiendo monjilmente los trozos de lana. En silencio, dentro de aquella luz estable, esas meditaciones me dieron, un día, una idea: ¿por qué no aprovechar ese espacio tan destartalado? Al fin, un director de arte de cine -llamado antes decorador- se hubiera pasado un montón de tiempo para poder recrear semejante ambiente devastado.

Así que dicho y hecho. Primero, lié a Alex Diéguez, mi jovencísimo y talentoso amigo. Un domingo por la mañana fuimos al ático, a rodar unas secuencias de un guión que yo, previamente, había escrito, la historia de una mujer acosada por las deudas. Ante su delicada situación, la protagonista se compra en IDEA una alfombra voladora. La ensambla y, una vez terminada, sale volando por la terraza. Con unos focos prestados, iluminamos unos rincones y trazamos la ruta del relato en tres partes. Aquella mañana, salimos de allí con la plena sensación de haber amortizado con creces la escenografía desbaratada de ese lugar.

Hasta que no intervino mi querido hijo Hugo Serra como productor ejecutivo, para mejorar la pieza que en un principio carecía de la calidad necesaria, -dada nuestra cinefilia mutua- no seguí liando a más gente: Miguel Navarro Alexiades, que hizo desde el primer momento la edición (montaje) y exportó el material con diligencia. Alberto Valle fue el diseñador de los preciosos títulos de crédito y del cartel que acompaña a este corto (y a este post). Gonzalo Solas se ganó su crédito de Diseñador de Sonido: grabó de nuevo mi voz en off y generó los efectos en su estudio (Monster Tracks) y nos hizo las mezclas finales. Alex y Hugo buscaron las inquietantes y evocadoras músicas en la web de un compositor que se pude usar con eso tan moderno llamado Creative Commons. Finalmente, la supervisión de los subtítulos en inglés estuvo a cargo de una artista bilingüe, Gloria Torres Mejía: amigos -ahora- que, generosamente, me cambiaron su trabajo por una acuarela mía, una mujer volando sobre una alfombra.

Una vez terminado el proceso, mi hijo Hugo, como avispado y experimentado productor, me aconsejó que lo movamos en festivales. Lo estamos haciendo a través de la distribuidora MMS, Move My Short. En algún festival del mundo esta alfombra aterrizará y hasta me darán un premio.

Confieso que para mí, el verdadero premio de este proceso cinematográfico es, siempre, la oportunidad de reciclar: aprovechar para hacer arte con objetos encontrados, con telas usadas o materiales insólitos. Algo que me ha permitido dar nueva vida y dignidad a cosas aparentemente en desuso. Sé que la competencia en los festivales es enorme pero estoy muy contenta de haber convertido una idea en una película, haber constituido un fraternal equipo y hacer volar la imaginación de los espectadores.

FLYGANDE MATTAN es una película futurista dentro de su modestia; llegará un día que se venderán alfombras voladoras, baratas, dado el proceso robótico en el que ya estamos inmersos los humanos.

Aquí tenéis más información sobre esta película y su proceso de distribución: http://movemyshort.es/wordpress/flygande-mattan/

Por último, cada día que iba a coser la alfombra, luego, bajaba a saludar a mi amiga Elena Santonja y tomábamos el té con risas. Estaba ya muy enferma, por eso le he dedicado” in memoriam” nuestra Flygande Mattan. Elena no ha llegado a ver la película pero a ciencia cierta sé que ella anda vagando cómodamente por los espacios siderales del Universo, dado su espíritu aventurero. Desde allí, se contemplan las más fascinantes películas del Universo. Volemos pues con nuestra imaginación a diario y hagamos de cada momento una pequeña obra de arte. ¡Viva el Cine!

flygande_mattan_con logos